Un singular 2012

El país necesita un proyecto de nación a corto plazo. Hay muchos problemas y pocas soluciones. La elección federal de 2012 puede ser competida. Pero, habría que agregar, será la más singular de los últimos tiempos. Desde un punto de vista ciudadano no importa si gana uno u otro partido. Qué más da. No importa si es hombre o mujer a quien se elija. Menos aún si es fotogénico o no. Lo que importa es que haya un proyecto, lo suficientemente estructurado, que conduzca a México a salir del atolladero en que se encuentra. Lograr el poder no es el fin último; es el medio para instrumentar un conjunto de políticas públicas que empiecen a beneficiar a una sociedad que, sin exagerar, cada día que pasa está más desvalida. Institucionalmente hablando, pensando en el voto y las urnas, habrá que encontrar un verdadero estadista que saque a México del muladar en que se encuentra. Por eso es singular el año que entra, porque de no entender lo anterior seguiremos como siempre: entrampados en la mediocridad. Sin líder y sin rumbo. Hay que encontrar soluciones.

Calderón se ufana de que el país va en el rumbo correcto: a esto, por no decir otra cosa, se le llama demagogia. Declaró fanfarronamente que sólo en octubre se crearon 123 mil empleos formales y que en lo que va del sexenio suman 727 mil las plazas de trabajo. Sin embargo, Calderón no menciona que, de acuerdo con la estructura demográfica de la fuerza de trabajo, es necesario crear al menos un millón de empleos por año. Por ello no es fortuito que tengamos un nivel de desempleo (INEGI) que oscila entre 5.3 y 5.7 por ciento de la población económicamente activa, que equivale a que entre 2.5 y 3.0 millones de personas se encuentren en la búsqueda de un empleo, sin importar que éste sea en la economía formal o informal.

Se ha afirmado, en una multitud de estudios, de que México necesita crecer a una tasa de 6 por ciento anual (Cepal) para hacerle frente a la demanda de aquellos que aspiran a ingresar al mercado de trabajo. Bajo las actuales circunstancias pueden generarse en un mes más de 100 mil empleos formales. Sin embargo, éstos resultan insuficientes para satisfacer los requerimientos de una sociedad cuyo segmento poblacional más ancho se encuentra entre los 15 y los 40 años de edad. El país tiene un déficit de empleo que, con el tiempo, tiende a incrementarse y, para utilizar la jerga de moda, son candidatos potenciales para ingresar al ejército de los indignados.

Un singular 2012 necesita de un líder, en toda la extensión del término, que sea capaz de diseñar soluciones a los problemas más apremiantes que nos azotan. Para reiterar: no importa el color del partido, ni su edad, ni su sexo ni su galanura. Importa su capacidad para generar iniciativas. Ese líder necesitará replantear el problema de la inseguridad, que asfixia a una buena parte del territorio nacional y, en consecuencia, a una buena parte de la población del país. Ese líder tendrá que resolver el problema de la desigualdad, fuente de tantos malos. Ese líder tendrá que fortalecer el crecimiento y robustecer el mercado interno.